sábado, 15 de agosto de 2015

Workers

Nunca había escuchado de él, pero Fernando, un vecino que tuve hace dos años me dijo que era su fotógrafo favorito, a él le gusta la naturaleza, ha subido a no sé cuantos picos de medio mundo, siempre  que puede está en contacto con la naturaleza y por eso se compró varios libros de ese autor. Yo estaba en el jardín de atrás en calzoncillos mirando las montañas, esperaba una llamada, aquella mañana Fernando salió a fumarse un pitillo, me dijo que no me moviese que me traía algo para que le echase un vistazo. Trajo Workers, uno de los trabajos de Sebastiao Salgado, el libro era grueso, de grandes dimensiones, puesto que en las copias de tamaño grande se puede apreciar todo mucho mejor. El libro olía a humedad, era de la época, pero las fotos seguían embrujando y entristeciendo las miradas de los que se paraban a observarlo, los retratos de los trabajadores de distintos países y las circunstancias en las que estos trabajan lo decían todo... Hacía frío, estaba entrando el invierno, no se me ocurrió en ningún momento pedirle que me lo dejará, no hacía cara de querer dejármelo, sin embargo se le iluminaban los ojos al enseñarme su libro y pasar sus páginas. Fumaba, tosía y me explicaba las coronaciones de los distintos picos a lo largo de su vida, le dije a que me dedicaba y se rió, confraternizamos durante varios minutos más, le devolví el libro por encima de la verja que separaba los dos jardines y nunca más lo volví a ver, tampoco volví a ver el césped de aquella casa. Me pregunto si Fernando seguirá teniendo el Volkswagen de color rojo de los años setenta, posiblemente sí. No hay duda que era y posiblemente sigue siendo un romántico. Me dijo que en Salgado se quedó, y que de todos los libros de fotografía que tenía cuando se dedicaba como aficionado a este arte tan solo mantuvo en sus estanterías los del brasileño que tan bien había tratado el blanco y negro hasta el momento, los demás le dejaron de importar, se quedó en Salgado. Después de otros tantos trabajos vino Génesis, me enamoró a mí y a otros tantos. Qué será de Fernando, la próxima vez que me lo encuentre por el mundo le comentaré que yo también tengo un libro en mi estantería de noche, en blanco y negro, sin duda me entenderá...

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