miércoles, 24 de julio de 2013

1984

Vemos lo que queremos, mejor dicho, vemos lo que la televisión nos deja ver. Perdón... Mejor dicho, vemos lo que la televisión quiere que veamos o que sepamos. Nos enteramos de lo que la radio quiere que nos enteremos, en su inmensa mayoría distorsionando la realidad, otras veces no. Deberían tamizar correctamente o informarse a través de las fuentes más fiables, y algunas veces no es así por desgracia. Existen los fieles devotos a una cadena informativa o a un simple periódico. La realidad siempre ha superado y superará a la ficción, y esta frase no la olvidéis porque es pura matemática. Un periódico o una cadena de televisión puede hacer girar a un país de un lado para otro sin realizar demasiados esfuerzos. La información es poder y el poder suele sembrar el pánico allí donde habita. Hace un tiempo ya escribí sobre el fútbol, y que este era, es y será el opio del pueblo durante mucho tiempo. En la época del caudillo de España, este hacia uso de su más fiel Escudero mediático, el matador Manuel Benítez "el cordobés". Si la gente se removía por algún motivo, corrida de toros del matador televisada por la TVE. Nos mueven, nos manejan como ellos quieren, y acabamos teniendo nuestro particular ídolo de barro e intentamos seguir en algunos casos sus pasos, o nos sentimos orgullosos por las gestas que estos puedan realizar. Otros, incluso intentan emular a sus ídolos nacionales como al piloto de F1, Fernando Alonso, pero sólo se le parecen en la marca de las gafas de sol que este lleva. El coche del imitador, un 49 cc hecho un pastel y roto por todos lados... En fin, nos mueven, nos controlan y yo que se que más. La novela de George Orwell, 1984 no dista demasiado de este presente incierto y poco prometedor para las generaciones venideras.

Palma 24 de julio de 2013. Desde la plaza de mi barrio.

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