domingo, 18 de mayo de 2014

Ocurrió en un puente.

En los últimos días, tan solo se escucha por  televisión sobre el crimen sucedido en  León. Ese crimen  con un trasfondo político con celos de poder, envidia y mala leche por un tubo. Madre e hija, maquinaron el crimen años antes, y esperaron a que la dirigente del PP estuviese sola para atacarla como si de hienas se tratase. El ser humano, y en este caso, -ayudado por los lazos familiares-, suele pecar siempre por las mismas cosas, -véanse los siete pecados capitales-, que seas o no de moral cristiana, que no es mi caso, siempre caemos por lo mismo,-Avaricia, pereza, orgullo…-
 Este es un caso algo excepcional en nuestro territorio. Por primera vez, uno de los políticos es asesinado a bocajarro por un antiguo compañero de partido, y no por terroristas de ETA.
 Algunos lo quieren todo, y si no es así, harían todo lo posible para quitarse a sus enemigos personales en su trayectoria. El  hecho en si, hace aún más daño a la clase política. La gente ya no cree en "vendedores de humo", ni en "piquitos de oro" que puedan embaucar a la población, tan solo con letras y frases. La gente, el ciudadano de a pie, quiere creer en una persona, que podría ser su propio vecino. Cada vez se fija menos en el "color" de las palabras, en los partidos políticos, y todo lo que puedan abarcar estos. La gente quiere hechos y resultados. Está claro que en España, o nos renovamos, o morimos de una vez por todas y de rodillas. 

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