martes, 13 de mayo de 2014

Un cubata.

Valoro las conversaciones con trabajadores de distintos gremios. En particular las de peluqueros y  taxistas. Pero si hay conversación que me guste, si es que así lo pudiese llamar, ya que yo no digo ni "miajita", es la de mi fisioterapeuta.  Pedro, se pone a hablar, y a mí tan solo me da tiempo a decir -"aja, claro, que tiempos…". Los curritos, que estamos constantemente relacionándonos con gente de a pie de calle, estamos acostumbrados a sacar tema de conversación rápidamente y con una facilidad extrema. Pero cuando hablamos, o trabajamos con conocidos, o mejor aún, amistades. Ya es la hostia. A Pedro le gusta que de vez en cuando le visite, y no por mis dolores de cervicales o abductores. A Pedro le gusta contarme la actualidad política  y recordar viejos tiempos, que al parecer, eran algo mejor que los que estamos viviendo a día de hoy. Él pasó sus crisis y sus mal de amores, pero esta crisis me dice a mí, que supera a la de los noventa y si profundizamos, la de los años veinte en la "gran manzana".
Me contaba entre otras cosas, que se había ahostiado con la mitad de los jóvenes de su barrio en la discoteca que solía visitar los findes. Me decía sonriendo, o al menos eso intuía yo por el tono de voz que le ponía a la conversación, -ya que no le podía ver la cara al estar de espaldas a él-, que después de darse de palos con algún chaval, debido al alcohol injerido esa noche, o que había unas faldas de por medio, -no había nada más-. Ahora eso sí, después de las bofetadas, uno le pagaba un cubalibre al otro y santas pascuas. Esta es una de las anécdotas que me pudo contar durante la sesión. Pedro es un fenómeno, y a pesar de la edad sigue siendo un tío con mucha fuerza en las manos y con las cosas bien claras. 


Palma de Mallorca, martes, 13 de mayo de 2014.

No hay comentarios:

Publicar un comentario