El calor, la ola de calor que dicen que vuelve este viernes nunca se fue... siempre estuvo en las últimas semanas acompañando a todos los "yonguets", palmesanos de pura cepa. Si al calor le añadimos la implantación de nuevo a la obligación de aportar un nivel adquirido de catalán para entrar a la administración balear, aún me entra más calor en el cuerpo. Menos mal que guardé algo de frío del pasado invierno en el baúl de los recuerdos y de vez en cuando lo saco a pasear para refrescarme la mente, alguna veces la memoria. Las mentes me seducen más que el propio cuerpo, las tormentas de ideas últimamente me atormentan. Disfruto de momentos de piscineo y no de playa. A pesar de vivir en una isla en la que perdí la cuenta del número de playas y calas que posee. No me interesa lo común, lo de siempre, lo más visto en televisión, ni lo que a todos les llama la atención. En algunas ocasiones a los seres humanos nos hace falta nadar contracorriente como salmones, aun sabiendo los riesgos que esto supone. Debo decir aunque no tenga nada que ver con lo escrito hasta ahora que adoro el arroz bien hecho, ni pasado ni quemado... He salido especial en el tema de la comida. Esta misma noche, hace escasos minutos visité a un vecino del barrio de avanzada edad, no se encuentra muy bien pero la efímera visita que le hicimos un buen amigo y yo le ha alegrado el día. vuelvo a fotografiar los pasos, el camino. Seguimos experimentando con este arte llamado fotografía...
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